Embarcamos en el Titanic
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Comenzamos en el magnífico Auditorio Municipal de Las Ventas de Retamosa.
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Allí nuestro Presidente nos dio una excelente conferencia sobre la historia del Titanic.
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El barco más grande jamás construido en una época que se caracterizó por los grandes adelantos y avances científicos.
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El Titanic era, además, el más lujoso de todos los navíos. Su espléndida Escalera de Honor hace gala de ello.
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Con documentos y fotografías originales nos pudimos meter en la piel de las parejas que viajaban en el transatlántico, como los Straus, cuya historia de amor nada tiene que envidiar a la de la famosa película. También conocimos, por ejemplo, el suculento menú de la última cena que tuvieron los pasajeros de primera clase.
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No comimos lo mismo, pero tampoco estuvo mal el aperitivo que ADCHE nos preparó en el descanso de la película.
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Tras ella, un interesantísimo coloquio tuvo lugar entre los asistentes, contribuyendo y enriqueciendo todos los datos que se habían aportado hasta el momento.
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La actividad cultural continuaba en el Centro Cultural Matadero de Madrid, allí nos esperaba la exposición inmersiva “La leyenda del Titanic”. Antes de entrar en ella, nuestro Presidente nos dio una charla introductoria.
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La ambientación creada era muy buena, de hecho, en la entrada parecía que estuviéramos en el puerto a punto de embarcar en el transatlántico.
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Paneles informativos, objetos de la época y piezas originales del Titanic nos recibían en la primera sala.
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Después, con unas gafas 3D, sentimos estar dentro del barco escuchando a la famosa orquesta, la cual, según los testigos supervivientes, no dejó de tocar poniendo una alegre música de fondo a la tragedia del hundimiento.
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Entre sala y sala, la decoración y el atrezo preparado nos permitía hacer fotos originales.
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En la sala más grande, pantallas gigantescas nos permitieron viajar a los mismísimos astilleros en los que fue construido el barco.
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...Y hasta subirnos en él.
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Para pasearnos por su cubierta y disfrutar de un crucero de lujo. Casi podíamos sentir el aire en nuestras caras.
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Aunque el precio pagado fue alto: revivir el choque con el iceberg y su posterior hundimiento.
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¡Sálvese quien pueda! El agua helada parecía correr bajo nuestros pies.
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Como supervivientes que fuimos, pudimos ser testigos de todas las noticias que a nivel mundial produjo la tragedia del Titanic.
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Una última sala de la exposición sorprendió a grandes y pequeños. Era la denominada Sala Metaverso. En ella, y gracias a unas gafas de realidad virtual, pudimos recorrer el Titanic de una manera casi mágica. Parecía realmente que estuviésemos allí, conversando con sus pasajeros y tripulación.
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Y así terminó esta bonita actividad cultural. Muchas gracias a todos los que la hicieron posible.
En especial al Ayuntamiento de Las Ventas de Retamosa, a Juan Murga (técnico del Auditorio) y a los miembros de Protección Civil.
¡Nos vemos en la siguiente!
